Quijote de vida
Hoy me desperté con la noticia de la muerte de Santiaguito Feliú. Me dije: ¡es mentira, el quijote de la trova cubana, de los sueños locos, de la pasión, no podría morir! Cómo va a morir el dueño de lo verdaderamente bueno y lo verdaderamente humano. La música es el verdadero sentimiento del hombre y Santi era la música a la zurda, la letra del corazón del hippie, del bohemio desquiciado y romántico, del hombre de verdad cuando de sentimientos se trata.
Aún están en mi mente las canciones cantadas por miles en la escalinata, en el anfiteatro del Almendares. Aún están en mi mente los nombres de los amigos que queríamos tocar la guitarra como él, para conseguir el amor de alguna muchacha.

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Ahí está el enamorado, pidiéndole a la esperanza para todos. Y todos, que somos nosotros, nos hemos quedado solos, porque te fuiste de pronto tras los sueños de un dios ebrio, tras la magia de alguna estrella que se te pareció a alguna mujer, tal vez a Bárbara o a Gunila.
Hoy las Batallas sobre mí son Palomas por la vida, la tuya, la que no habrá de terminar, porque no puedes, porque no lo queremos nosotros, que desde hoy al amanecer seremos Santiago Feliú para siempre.
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