A pesar de los pesares, muerto el creador, el arte propone consuelos. El consuelo más que conformidad es una ilusión, la posibilidad de ver otra vez, de indagar sentidos. La sonata y los colores, aquel documental y ese montaje teatral, las novelas y los cuentos, renovarán su destello cada vez y un renovado susurro. Vidas independientes entonces. El creador nos deja el dolor y su obra nos propone la duración, una forma de esperanza.